Querida hoja en blanco,
Le mancho egoístamente por aburrimiento, le mancho con estas palabras vacías, pues no puedo hacer oír mi voz.
Espero que perdone y tolere mi ignorancia.
Simplemente, deseo escribir, hacer algo; quizá sólo quiero comunicarme.
Hablar nunca ha sido mi punto fuerte. Por mucho que piense antes de emitir sonido, siempre parecen incorrectas al minuto. Y el gusano de la angustia me impide por miedo a equivocarme. Las palabras se traban, pero en cuanto pienso en tí no. Ni tartamudeo.
Todo parece tan fácil cuando tienes las manos manchadas de tintas.
En ocasiones, también dudo en sus cartas. Mi cabeza se llena de palabras y no tengo capacidad de escribirle todas. Se preguntará por qué, es sencillo. No tengo coherencia alguna, bueno, ni memoria.
Este escrito sin sentido para usted es terapia para mí. Un sentimiento brillante como usted nace.
La soledad podría haberme llevado a escribirle. No hablo de soledad física. Quizá psicológica. Mi incapacidad de compartir mis pensamientos y sentimientos es un impedimento para que goce ese tipo de compañía. Un día seguro se convertirá en una capacidad, lo sé.
De momento, estas manchas son mi compañía. Sé que causan su fin. Tengo esperanza en que las cuides.
Esperaré su respuesta, su tinta egoísta.